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domingo, 28 de marzo de 2010
7. BYE BYE TAILANDIA
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6. TON SAI BEACH: FIN DE TRAYECTO
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viernes, 19 de marzo de 2010
5. EL DIA QUE AITOR DESCUBRIO UN NUEVO MUNDO
Tiene la suerte de coincidir con Fabian, y aunque el lo niegue, todo el mundo sabe que es el hermano pequeño de Roger Federer...
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... porque habrá muchas más. Eso es algo seguro.
4. KOH TAO. LA ISLA DE LA TORTUGA
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lunes, 8 de marzo de 2010
3. SEGUNDAS PARTES SI FUERON BUENAS. BANGKOK
Y después de dos meses y 4000 kms, volvemos a recalar en Bangkok.
El mundo no es tan grande como parece, y coincidimos con Ilargi, una chica de Gasteiz que viene todos los años por aquí a hacer sus negocios, al paso que va la cosa, no nos sorprendería que en poco tiempo sea la dueña de un emporio. Vamos a cenar y se nos saltan unos lagrimones del quince cuando saca del bolso una botella de Rioja. Esta neska se ha ganado el cielo y nuestros corazones.
Y si degustas un buen vino en buena compañía, pues ya alcanzas el nirvana. En el mismo restaurante coincidimos con Ivan Pacheco (también de Gasteiz, CENTAURO) y su pareja, con Pilar (Bermeo) y con Xabat (Barna), una gente muy especial, todos ellos metidos en el negocio de la ropa....hippie?
Mientras las bicis descansan en el hospital pasando la ITV, nosotros llevamos una vida social equiparable a la de la Duquesa de Alba. Además de los mencionados anteriormente, volvemos a coincidir con Alex Kataropoulos, un tío del que no nos cansamos de repetir su apellido y con el que no te aburres de conversar, así como con Zeina, una libanesa con sangre andaluza por parte de madre y con una vida más que interesante sobre sus espaldas.
También volvemos a encontrarnos con dos ciclistas holandeses, Remco y Petra, con los que echamos una cenita y unas birritas pocas horas antes de que su largo viaje desde Holanda se dé por concluido. Guardamos como oro el amuleto de la suerte que nos regalaron.
Con todo, Bangkok ha sido como entrar en un túnel de lavado. Estamos listos para la última fase del viaje: la Mar.
2. CHIANG MAI
Han transcurrido dos meses desde que llegamos al sudeste asiático. Tras unos días en Bangkok, partimos rumbo a Camboya pero con intención de volver a entrar en la antigua Siam por el norte procedentes de Laos. Así que entramos otra vez al país para dedicarle más tiempo.
Salimos de Laos bastante débiles físicamente, así que regresamos a Tailandia como aquel que vuelve al hogar materno, dispuestos a hartarnos de la mejor comida. Hay que ganar kilos cueste lo que cueste, y es un gran placer volver a disfrutar cuando nos sentamos a la mesa. Tailandia es puro y duro primer mundo, en las tiendas encontramos una variedad que no hemos conocido hasta ahora, y para ser sinceros, nuestros estómagos lo agradecen.En Laos intentamos pasar alguna noche en un templo, pero no fue posible. Aquí tenemos mejor suerte y al caer el sol nos acercamos al Wat más cercano a pedir hospitalidad. Alguna noche hemos disfrutado de habitaciones más lujosas que en muchos hoteles, y otras ha tocado tirarnos en una esquina donde los chinches y las pulgas nos han hecho compañía, pero es bueno saber que podemos contar con la hospitalidad de los monjes y que no nos va a tocar dormir a la intemperie.
Nuestro primer destino es Chiang Mai, donde nos alojamos en la maravillosa villa de Gernott y Marisa, dos inmejorables anfitriones que aparte de hacernos sentir mejor que en nuestra propia casa, nos echan un cable para solucionar problemas técnicos que nos estaban dando quebraderos de cabeza últimamente.
La ciudad tiene más de 300 templos y buenísimos mercados a la que acuden todos los habitantes de la ciudad. Porque....para qué cocinar si puedes comer lo que quieras a muy buen precio en la calle?
Después de un cuarto de hora en el que ya lo tomábamos como un muñeco de cera, el hombre parpadeó. Igual lleva así años. Su recompensa es alcanzar el Nirvana. Para los gustos están los colores...La última noche nos acercamos al mercado nocturno y a un garito con buena música en directo de los que abundan por la ciudad. La verdad es que se echa de menos un poco de ruido.